Verdadero revelador de nuestra identidad, las fragancias reflejan el perfume de nuestro ser.
Más aún, el perfume, tal como un signo de pertenencia, es un objeto de deseo, un lujo a la francesa.
El perfume sensual de un amante, la fragancia envolvente de nuestra mamá, el frescor de nuestra adolescencia… Como una presencia invisible, el perfume revela facetas de la personalidad y trae a nuestra memoria los más bellos momentos de nuestra vida.
El lujo francés, mezcla de saber hacer tradicional y de glamour refinado, encarnado por las más grandes estrellas, se sitúa en el primer puesto de la escena internacional. En este universo, el perfume es el objeto de deseo y de refinamiento por excelencia. Perfume de verano, perfume chic para una noche, perfume diario… tal como una delicada huella, ¡los franceses lo adoran!
Para percibir el ambiente del lujo y del refinamiento, recorra el distrito 9 de París. Barrio de la elegancia a la francesa, es aquí donde radican los célebres grandes almacenes que hacen brillar el lujo francés a través del mundo – tales como las Galeries
Lafayette o el Printemps Haussmann.
Aquí mismo, a un paso de la magnífica Ópera Garnier, el Museo del Perfume Fragonard propone un concepto inédito para el descubrimiento de las etapas y secretos de fabricación del perfume. No se debe perder: su excepcional colección de frascos antiguos y preciosos que repasa la historia del perfume, desde el antiguo Egipto hasta nuestros días.
Un museo ineludible en París para apreciar y comprender este objeto de ensueño y de deseo, must del lujo.