Poco tiempo antes de la primera guerra mundial, Eugène Fuchs, con alma de emprendedor y conquistado ya por la magia del perfume, decide crear su propia empresa apoyándose en un concepto completamente nuevo, el de la venta directa de productos perfumados a los turistas que comienzan a descubrir los encantos de la Riviera. Es así como, en 1926, la Perfumería Fragonard ve la luz. La elección del nombre del célebre pintor natural de Grasse, Jean-Honoré Fragonard (1732-1806) es un homenaje que Eugène Fuchs desea rendir a la ciudad de Grasse que le ha acogido con su familia, así como al refinamiento de las artes del siglo XVIII. Esta elección marca igualmente la voluntad de inscribir su actividad en el respeto de las tradiciones.
El espíritu de la Casa está fielmente perpetuado por las tres generaciones siguientes que acceden a las riendas de la empresa. Bajo su iniciativa nacen nuevas unidades de producción y de venta en Grasse y en Eze, así como en París. Es Jean-François Costa quien inicia la modernización de la empresa. Gran aficionado al arte, reúne durante los años 70 sus colecciones de objetos de perfumería para dar nacimiento a varios museos en Grasse y en París. Esta iniciativa contribuye a la prosperidad, ya floreciente, de Fragonard, aportándole al mismo tiempo una dimensión cultural.
Hoy día son sus hijas, Anne, Agnès y Françoise quienes gestionan el destino de la Casa. Preocupadas, como las generaciones precedentes, por aportar su piedra al edificio de la empresa y adaptarse a nuevos modos de vida, desarrollan, alrededor de los productos perfumados de la Casa, todo un universo refinado inspirado en la Provenza o teñido de exotismo.